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Gratitud caminaba suavemente entre las personas, irradiando una luz cálida que envolvía a cada individuo que tocaba. Su apariencia era etérea, con un resplandor dorado que parecía siempre al borde de desvanecerse pero que, de alguna forma, permanecía constante.
En su presencia, los recuerdos de pequeños gestos y momentos pasados cobraban vida, como si las personas pudieran ver de nuevo las manos que les habían ayudado. No tenía palabras; en su lugar, su simple presencia hacía que los corazones se sintieran completos, como si recordaran algo importante que habían olvidado. Gratitud susurraba silenciosamente al oído de aquellos que miraban al cielo o al horizonte, dándoles una calma indescriptible.
En una encrucijada se encontró con Alegría, quien danzaba a su alrededor con una energía explosiva. Alegría, con su cabello de colores vibrantes y sus carcajadas contagiosas, extendía los brazos invitando a todos a unirse a su celebración. Pero mientras los dos caminaban juntos, era Gratitud quien lograba que el júbilo momentáneo de Alegría dejara una marca más profunda en el alma de aquellos que los encontraban.
A lo lejos, Envidia observaba en silencio. Aunque mantenía su distancia, siempre sentía curiosidad por la conexión que Gratitud creaba en los corazones ajenos, pero no podía comprenderla del todo. Gratitud no le temía a Envidia, pues sabía que incluso ella, en sus momentos más oscuros, podía ser transformada.
Al caer la tarde, Gratitud llegó al final de su recorrido, donde Esperanza la esperaba. Esperanza tenía un semblante sereno, sus ojos brillaban con un verde profundo, y su presencia prometía que lo que no había llegado aún estaba en camino.
Juntas se sentaron bajo un árbol, observando las estrellas empezar a brillar en el cielo. En ese momento, la gratitud se transformaba en algo aún más profundo, un vínculo invisible que conectaba el pasado con el futuro.
Esperanza miró a Gratitud y dijo con suavidad: “Gracias por recordarme lo que ya tenemos, para que pueda seguir creyendo en lo que vendrá.” Gratitud sonrió, sabiendo que su trabajo estaba completo por ahora.